jueves 5 de marzo de 2009

Abrí los ojos resignado, como admitiendo que había perdido otra noche de sueño y descanso. Inquieto, me puse de pie, a tientas recogí de la silla algo de ropa y luego salí de la habitación rumbo al balcón. 
Tiempo atrás creí haber descubierto cierta correspondencia entre mis ataques de insomnio y las noches de Luna Nueva; había olvidado esa idea, pero cuando salí al balcón y miré hacia el cielo, y  la oscuridad total me confirmó que la Luna no estaba, sentí que en todo este tiempo había estado en lo cierto, y que por algún motivo misterioso, mis sueños se van con la Luna.
Me vestí rápidamente antes de sentarme en la silla y encender un cigarrillo. Sin que me diera cuenta, mi gato apareció a mi lado y se quedo allí contemplando la noche y haciéndome compañía; intuí que a él también lo inquietaba ese cielo oscuro y vacío.
Mientras intentaba formar anillos de humo como los que hace el Negro Avellaneda, recordé las palabras del Zurdo, y comencé a comprender las consecuencias que había tenido mi decisión de desaparecer.
El primer eslabón en la cadena de efectos que provocó mi partida fue la autoexclusión de Expedition Al del trabajo. Con el antecedente de nuestro encuentro fallido en 50's -la noche en que me siguieron-, y mi posterior desaparición de Buenos Aires, Expedition Al finalmente le dijo al Zurdo que  el se abría:
- Esto viene mal barajado, Zurdo -le advirtió.  La baja causaba un nuevo problema: Expedition Al era el responsable de obtener los accesos a la bóveda judicial; sin él, todo el plan se derrumbaba. Aquí es cuando aparece Dmitry.
Sospecho que fue forzado por las circunstancias, y por el poco tiempo con que disponía para buscar otras alternativas, que  el Zurdo se contactó finalmente con Dmitry. Con métodos completamente distintos a los  de Expedition Al, Dmitry aseguraba el mismo resultado; pero con una gran diferencia, todo el mundo sabe que no se puede confiar en Dmitry.
La muerte del policía,   que generó la noticia que precipitó mi regreso a Buenos Aires  fue consecuencia de la incorporación de Dmitry al trabajo y, por ende, también hija de mi desaparición. 
El policía muerto era parte del grupo esa noche, había sido reclutado por Dmitry para que facilitara el ingreso a la bóveda. Pero cuando las sirenas y las alarmas comenzaron a sonar, y todos entendieron que estaban cayendo en una trampa, el policía quiso salvarse y aparecer como un héroe; intentó detener al grupo hasta que llegaran sus compañeros, pero en un descuido fue el mismo Dmitry quien lo eliminó de un disparo.
- Después la policía disfrazó un poco la historia -me explicaba el Zurdo- para no dañar su imagen, y el nombre del policía ¿Sabías que tuvo un funeral con honores por haber caído "en servicio"? -yo negué con la cabeza.
- Me dijeron que con eso la viuda va a recibir una mejor pensión, que sé yo -concluyó.
La mención de la viuda por parte del Zurdo me molestó, formaba esa parte del paquete que no quería ver.
Encendí otro cigarrillo y mientras lo fumaba, acaricié lentamente a mi gato, que continuaba a mi lado contemplando la noche oscura.  Envidié su tranquilidad, y me dije que yo también deseaba vivir en sosiego. 
Detrás de los edificios que dan a la avenida, el cielo comenzaba a iluminarse; era hora de intentar dormir. Me puse de pie, apagué el cigarrillo, cargué al gato en mis brazos, y regresé a mi habitación en puntas de pie, procurando no hacer ruido para no despertar al Dandy.