Escribo estas líneas estando a punto de tomar un tren con destino incierto. A diferencia de otros viajes emprendidos, en esta ocasión lo fundamental es el trayecto; y desde esa premisa, sé que lo que viene estará bien. Siento que ya es hora de moverse.
Bajo estas condiciones, he decidido que lo mejor es viajar liviano -gracias Billie-, llevo conmigo, entonces, algunas pocas cosas.
Dicen por aquí, que al final del recorrido de este tren se encuentra esta misma estación. Poco importa, de ser así, a mi regreso ya seré otro.