En Obelisco, el genial cuento de Juan Martini, uno de los personajes recuerda historias de personajes que habitaban la noche de Buenos Aires, recorriendo bares y calles que ya no existen, que desaparecieron cuando se construyó el Obelisco.
El personaje comparte sus memorias de esos tiempos, y siempre cierra sus relatos diciendo algo así como: "Pero claro, eso fue en la época en la que el Obelisco no existía". Esta frase instala la nostalgia con un efecto doble: por una lado nos cuenta una Buenos Aires que ya no existe, pero además, nos impide imaginarla, ya que es imposible visualizar esa zona sin tener presente al Obelisco.
Pienso que quizás en veinte años, pasaré por Viena y recordaré las noches en compañía del Zurdo, Joaquín, Moliné, el Negro, Gatica, Mecha Corta, Esperanza, Cortázar, y sentiré una nostalgia similar a la del personaje del cuento de Martini.
Sospecho que todos tenemos Obeliscos personales erigiéndose lentamente sobre los terrenos que marcaron nuestros mejores años.

10 bonus tracks:

n., dijo...

Yo no tengo Obelisco personal, che. Muy seguramente porque no llegué a mis mejores años, no? Ahí tienen un beneficio más que trae la edad: tener Obeliscos personales. Maldito Loon.

n., dijo...

Ahora, por 24 horas me vas a caer mal Loon, muy mal.

Anónimo dijo...

una madrugada, a la salida del palacio, recuerdo haberte dicho: imaginate cuando pasemos por esta puerta, siendo ya ajenos a su movimiento, la inmensa nostalgia que nos embargará...
desde entonces pasamos por esa puerta algunas veces y la última fue hace poco.
ese maldito obelisco me molesta. casi podría decirte que más que nostalgia últimamente siento bronca. una bronca temporal. rencillas de épocas.
Joaquín

Kco dijo...

n., lo bueno es la construcción de los obeliscos sin la conciencia de estar haciéndolo.
recordar es una cagada.

Anónimo dijo...

Sí, yo también fui feliz en el Palacio, y en los días del Palacio; muy felíz.
Pero el Palacio ya no es lo que era; y yo tampoco soy aquel que era feliz en el Palacio.

Martín

Anónimo dijo...

Recuerdo ciertas rutinas en mis viajes de verano a Mar del Plata y en haber pensado, más de una vez, en cuánto extrañaría todo eso una vez que se terminara. ¿Pero saben qué? Ahora que todo eso forma parte del pasado, ya no extraño nada. Tal vez porque ya no soy el mismo. Tal vez porque mis intereses han cambiado más de lo que imaginé. Esto es lo que yo llamo sabiduría: que deje de importarte aquello que inevitablemente vas a perder. Brindo porque ya no me importa.

Moliné.

Anónimo dijo...

La verdad, me alegra que todo vuelva a girar alrededor de Viena. Nunca conecté con el Palacio.

Moliné.

n., dijo...

"recordar es una cagada."

ahora entiendo =)

Anónimo dijo...

manga de putos...

La pantera

Loon dijo...

No puedo creerlo, es la auténtica pantera?

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